Crónicas Urbanas
No. 21
El Malecón paceño,
entre lo público y lo privado (*)
Gilberto Piñeda Bañuelos
Parece que el 16 de septiembre de 1926 se inauguró la construcción del Malecón de La Paz, ya pasaron 90 años. Poco antes solo había un muro de contención de piedra y antes la arena de la playa se confundía con la calle. Podemos decir que desde la fundación de la ciudad-puerto frente a la Ensenada y la Bahía de La Paz, la calle Playa primero y después El Malecón, se convirtieron en el espacio público de encuentro de los paceños que vivían en la parte central, en la playa sur del barrio El Manglito y en la playa norte del barrio El Esterito.
Una breve historia de este lugar se puede contar así:
Hace poco más de cuatro siglos la Bahía de la Santa Cruz había cambiado de nombre por el de Bahía de La Paz, el nombre se le atribuye a Sebastían Vizcaíno en su primer viaje a la California. El lugar estaba ocupado por el mundo indígena que los Jesuitas bautizaron por su lenguaje como Pericúes a quienes habitaban en el complejo insular de la Bahía y Guaycuras a quienes vivían en el macizo peninsular en la costa de la bahía, debieron ser cientos de indígenas, o tal vez miles, no lo sabemos.
Hace casi tres siglos, este lugar fue ocupado por la orden religiosa de San Ignacio de Loyola, conocidos como los jesuitas, dos de ellos, Jaime Bravo y Juan de Ugarte, fundaron en este lugar la Misión de Nuestra Señora del Pilar de La Paz que perduró por espacio de 28 años hasta 1848 cuando se trasladó a un lugar donde se fundó la Misión de Santa Rosa de Todos Santos; por lo tanto La Paz no se desarrolló como pueblo misional sino hasta los primeros años del siglo XIX como un puerto comercial, que alcanzó su florecimiento como ciudad-puerto en la segunda mitad de ese siglo.
Podemos decir que la ocupación de este territorio por los jesuitas fue la condena de muerte del mundo indígena, pues esos cientos o miles de indígenas que vivieron en el lugar frente a la bahía de La Paz durante miles de años, habrían desaparecido totalmente, por eso quienes llegaron a lo largo del siglo XIX, fueron los pobladores que formaron las familias originarias paceñas. En otras palabras, los indios californios que pudieron haber sido nuestros verdaderos pueblos originarios fueron exterminados por la ocupación colonial de la Bahía de La Paz.
En general la Bahía de La Paz no tiene grandes oleajes y con mayor razón la Ensenada que es más calma todavía pues está resguardada por una barra arenosa que los paceños y paceñas conocemos como El Mogote, un lugar especial que sirvió de paseo a muchos paceños que tenían la posibilidad de cruzar el canal y a quienes subsistían con la pesca en El Esterito y El Manglito, quienes además de pescar colectaban ciruelas del Mogote para vender.
En muchos sentidos la Ensenada de La Paz ha sido un lugar de resguardo. El lugar tenía un gran arroyo central por donde desembocan las aguas cuando llegaba a llover y con mayor velocidad en época de ciclones (Este desembocadura de arroyo es actualmente la parte baja de la calle 16 de septiembre); este lugar fue relevante, por un lado, por la abundancia de agua en los mantos friáticos cercanos al arroyo y por lo tanto fue un lugar central del mundo indígena y factor del asentamiento misional; y por otro lado, cuando se forma el puerto comercial y crece la ciudad, tanto la playa como el arroyo central se convierten en una referencia geográfica del nuevo espacio urbano.
Por ejemplo, el arroyo central sirvió para referir a las lomas como loma norte o loma sur y su desembocadura donde se forma el delta del arroyo hasta la altura del antiguo muelle fiscal, fue la referencia para identificar la playa sur que lleva al Manglito y la playa norte de la ciudad-puerto que lleva al Esterito; por su parte, la calle contigua a la ensenada junto a la arena se llamó calle Playa y más tarde paseo Álvaro Obregón. A fines del siglo XIX, en 1886 cuando el Ayuntamiento de La Paz realizó su primer gran ordenamiento catastral llamó a la primera calle después de la Playa que se llamaba Libertad, como calle Primera que es la Belisario Domínguez, seguida por la calle Zaragoza que la llamó Segunda, actual calle Madero, la calle Parroquia que la llamó Tercera, actual calle revolución de 1910; la calle Aztecas que la llamó Cuarta, actual Aquiles Serdán, y así sucesivamente.
Este cruce del arroyo central y la playa, o dicho en presente, el cruce de la calle 16 de septiembre y el paseo Álvaro Obregón, es donde se construyó en la década de 1920 una media glorieta donde se ubicó un kiosco de forma cuasi-circular de concreto armado en el que dominan las figuras geométricas en especial el circulo y las curvas al estilo Art Decó que refleja la globalización de la arquitectura dominante en Europa que llega hasta los rincones más apartados del planeta; las curvas aparecen también en esta época en las bancas del Malecón y en la decoración del camellón con postes de concreto armado con acabado pulido de cemento y luminarias con dos arbotantes esféricos.
Una parte del raquítico presupuesto del gobierno del territorio Sur de la Baja California fue utilizado para el mejoramiento urbano con la construcción inicial del malecón, el Kiosco, las bancas y las luminarias; una imagen urbana que identificó a los paceños que practicaron la vida urbana a partir de la década de 1920, los paceños y paceños ya no paseaban por la playa, sino por el Malecón, podían descansar en la arena de la playa pero también en las bancas de concreto y cemento pulido a lo largo del malecón y alrededor del Kiosco. A esta generación y a sus descendientes inmediatos, el Malecón, la bancas, el kiosco y las luminarias, dieron identidad a los paceños y paceñas de estas generaciones, a sus ascendientes cercanos y a sus descendientes; por lo tanto, no sería de mal gusto rescatar esta parte de la identidad paceña, replicando este paisaje urbano, aunque esto a los turistas y a los promotores del turismo, pienso que poco les interesaría, ellos prefieren la modernidad del siglo XXI y no la modernidad de la década de 1920 como una manera de rescatar la memoria de la ciudad.
Abro un paréntesis importante sobre las implicaciones que tuvo el cambio de la imagen urbana de la ciudad con la obra pública del Malecón, el kiosco, las bancas y las luminarias para el embellecimiento de la ciudad: entre 1925 y 1927 fue gobernador del territorio Sur de la Baja California Carlos M. Esquerro, como se le conoce ahora a lo que fue la antigua Calle Comercio, parte del presupuesto territorial fue utilizado para el embellecimiento de la ciudad, en particular para la construcción del Malecón y todo el mobiliario urbano que hemos descrito con anterioridad, esto ocasionó diferentes reacciones iniciales, a favor y en contra. Testimonios familiares dan cuanta que el gobernador Esquerro fue duramente cuestionado por Ignacio Bañuelos Cabezud, Don Nachito, mi abuelo materno, que era todavía propietario y director del Eco de California, periódico que había sido fundado en 1912 desde las filas maderistas; al parecer, la crítica se centró en la falta presupuesto para la salud y la educación y en su lugar se utilizó para la urbanización; por lo que haya sido, lo cierto es que la crítica del periódico provocó el enojo del gobernador, quien ordenó balacear la casa de Independencia y Madero donde vivía con mi abuela, María Antonia Isais Marcq con su hijas Chayito, que es mi ´amá, ella ya era tipógrafa, tendría 113 o 14 años, mi tía Tilde y mi Tío Nachito. A la vuelta de la esquina estaba la imprenta que fue destrozada totalmente por órdenes del gobernador Esquerro. Cierro el paréntesis.
Dejando de lado ese acontecimiento (que por supuesto no olvido), otra implicación fue que los paceños y paceñas se empezaron a identificar con esta imagen urbana a lo largo de cuatro décadas, pues el kiosco y el malecón se convirtieron en parte de la identidad paceña; pues esa generación estaba acompañada de las generaciones de finales del siglo XIX y de principios del siglo XX que todavía vivían, y les tocó esta transición de la imagen urbana. Y en el caso de las generaciones de 1920, 1930, 1940 y 1950, quedó arraigada la identidad del paisaje urbano del Malecón, su kiosco, sus bancas, sus luminarias, sus laureles de la india, sus pescadores a la orilla del malecón, que ahora solo vemos en fotografías familiares o del Archivo Histórico Pablo L. Martínez, o bien contemplar la réplica del Kiosco del Malecón que se construyó en 1981 durante la administración de Ángel César Mendoza Arámburo en un probable intento de replicar la identidad paceña que podría perderse; pues no hay que olvidar que la política urbana modernizadora durante la administración del General Bonifacio Salinas Leal de 1959 a 1965 demolió el Kiosco del Malecón y las bancas de cemento, y en su lugar construyó una explanada con un edifico central y otros más a sus costados.
La nueva política modernizadora con la nueva arquitectura y el nuevo diseño urbano que caracteriza al siglo XXI orientados por el mercado turístico se ha materializado con un diseño urbano-arquitectónico moderno del Malecón que cruzará por el núcleo fundacional de La Paz, como lo ha anunciado el Ayuntamiento de La Paz, el Gobierno del Estado y un Comité Promotor del Malecón dominado por los promotores del turismo que se formó para ese fin. En este diseño urbano-arquitectónico predomina la idea de la privatización del espacio público, no porque el espacio público se convierta en propiedad privada, sino porque las concesiones y su uso es fundamentalmente privado, que puede ser utilizado por los prestadores de servicios turísticos y por el turismo nacional y extranjero, principalmente.
Ejemplos del uso privado de éste espacio público hay varios, por ejemplo, el más común es la ocupación de las banquetas para bares y restaurantes, donde solo se pueden sentar los consumidores; en alguna ocasión el ahora llamado muelle turístico se cerró para ser utilizado para una fiesta privada que se decoró desde la entrada frente a la antigua Torre del Vigía hasta la plataforma de desembarco, al parecer se trataba de una fiesta para una hija de un funcionario o de un amigo de un funcionario, no se supo bien a bien; en otra ocasión el muelle se cerró por varias semanas porque estaba siendo utilizado por un millonario extranjero que tenía atracado su costoso y hermoso yate, quien pago por la exclusiva del muelle; y ahora la tendencia de ocupación privada del suelo se expande hasta la superficie marina de la ensenada, como se puede ver con el simple observar el camuflaje de atracadero de yates de casi 40 mil metros cuadrados de superficie marina, que poco a poco se apropia del espacio marino desde la altura de la calle Márquez de León hasta casi llegando la calle Juárez. Cosas como estas, suceden.
Finalmente, respondiendo a escrito A manera de Crónica sobre El Malecón de La Paz de muestro estimado profesor Leonardo Reyes Silva publicado en este mismo diario, donde dice y pregunta: “Ahora que el gobierno y la iniciativa primada renuevan su interés por el malecón, independientemente de los que pretendan con la remodelación, no debe perderse de vista que el proyecto debe relacionarse con el espacio que ocupa el Centro Histórico de la ciudad, lo que, si en verdad se tienen esos nobles propósitos, deben procurar matar dos pájaros de un solo tiro” y pregunta: ¿No lo ves así, Tito Piñeda?” La respuesta es sí, profe; sin embargo, no tengo claro todavía cuales son las verdaderas intenciones de la modernización del Malecón en lo que toca a la parte del tramo que abarca Centro Histórico de la Paz.
Lo que me queda muy claro es que el diseño del nuevo y moderno Malecón está pensado para el turismo nacional y sobre todo extranjero, lleno de bares, restaurantes, salas de juegos y probablemente hasta casinos, Hoteles Boutique, etcétera, pues la lógica de los gobiernos desde 1993 a la fecha, aunque no lo digan, es convertir a La Paz en otro Cabo San Lucas con los grandes complejos hoteleros e inmobiliarios en toda la zona costera, la llegada sostenida de cruceros, la nueva costumbre de grandes festividades y torneos internacionales de atracción turística; la proliferación de esculturas globales y ahora las letras con el nombre de la ciudad; es la lógica del mercado turístico en todo el país y por lo tanto convertir al Malecón y al Centro Histórico en un centro dinamizado por el turístico extranjero, es casi seguro que en eso están soñando los gobernantes y la iniciativa privada del sector turismo, para los próximos 10, 20, 30 o 50 años.
Contrariamente a lo que yo pienso (acá entre nos), que el Centro Histórico que es la parte de la ciudad histórica de La Paz, puede dinamizarse, aunque modestamente, como un gran centro cultural para los paceños de todos los niveles de ingreso, donde regresen las festividades tradicionales y cívicas para los jóvenes de diferentes niveles educativos desde preescolar hasta la Universidad; con museos, bibliotecas, salas de arte, escuelas, salones de conferencias, teatros y galerías en espacios cerrados y abiertos en los espacios públicos, en donde se puede conservar al mismo tiempo la tradición de ciudad comercial como lo fue desde que se fundó, con sus tiendas y mercado tradicionales, y buscar mecanismos de repoblamiento donde habiten los paceños; y desde el punto de vista formal, recatar la arquitectura antigua dominante en la ciudad para toda la imagen urbana en la parte del Centro Histórico.
De no haberse dado la transformación del Centro Histórico en los últimos 60 años, sería el lugar donde se concentraría el patrimonio cultural edificado de la ciudad de La Paz, que traería a la memoria la identidad urbana de los paceños, entre ellos la imagen urbana y las prácticas sociales del malecón y de su Kiosco; cómo esto no es así, si el enfoque del diseño fuera convertir al Centro Histórico en un centro cultural, podría adoptarse un criterio de diseño urbano-arquitectónico histórico cultural, por definición conservador, que probablemente “no va con los tiempos modernos”, y en la parte del malecón que cruza el Centro Histórico debiera pensarse en un réplica del antiguo Kiosco inaugurado en 1926, un kiosco gemelo al que se reconstruyó en el centro de la explanada.
Si esto fuera así, pasarían lo años y la memoria quedaría fija en el rescate de esa imagen urbana del Malecón paceño.
(*) Publicado en el periódico El Sudcaliforniano, el domingo 14 de enero de 2017 (En la publicación se cambió el título por el de Historia del Malecón de La Paz y en el mapa de El Malecón no aparecen las anotaciones que se refieren da uso privado de la superficie marina y a la localización del centro histórico).
HISTORIA GRÁFICA DEL MALECÓN
Pescadores adultos y niños en la playa norte en panga de madera, a un costado de un velero y al fondo el cerro de La Calavera antes de que se construyera el Malecón. Foto: tomada hace cerca de 100 años (Fondo: Archivo Familiar Chacón Sandoval).
La Playa Sur contigua al muelle fiscal antes de la construcción del Malecón solo con el muro de piedra de contención y al fondo la ensenada de La Paz cubre lo que actualmente es el parquecito Cuauhtémoc. Foto:Tomada desde la Torre del Vigía por Olmedo hace cerca de 100 años (Fondo: Archivo Histórico Pablo L. Martínez).
La construcción del Kiosco y las bancas de concreto con acabado de cemento pulido en el Malecón recién construido en una media glorieta de las antiguas calle Playa frente a la calle 16 de septiembre. Foto: tomada por R.S.C hace 90 años (Fondo: Archivo Familiar Chacón Sandoval).
Hacia la Playa Sur, bancas de concreto con acabado de cemento pulido en el Malecón en proceso de construcción frente una casona con arcos de medio punto donde actualmente se encuentra el Hotel Perla, y al fondo la torre del vigía de base cuadrada en el antiguo muelle fiscal. Foto: tomada hace 90 años por José Anastacio Duarte (Fondo: Archivo Familiar de Alicia Duarte Cota).
Antigua avenida Álvaro Obregón entre las actuales calles 5 de mayo y callejón Constitución con abundante vegetación de laureles de la india a lo largo del Malecón y de la acera de enfrente; en centro de la calle se encuentran una serie de postes y base circular de concreto acabado con cemento pulido con luminarias de dos arbotantes circulares, que aparentan un camellón abierto, y al fondo el Kiosco del Malecón. Foto: tomada hace cerca de 85 años (Fondo: Archivo Familiar Chacón Sandoval).
Ensayo de escolares con instructor militar en la avenida Álvaro Obregón frente al Malecón y la calle Independencia, con abundante arbolado de laureles de la india; al fondo una antigua Casa de dos aguas con techo de tejamanil donde actualmente se encuentra la Terminal de Autobuses. Foto: tomada hace cerca de 75 años (Fondo: Archivo Familiar Chacón Sandoval).
A la izquierda: Paseo Álvaro Obregón y Kiosco del Malecón con abundante vegetación de palmaras a lo largo del Malecón; en el centro de la calle se encuentran una serie de postes y base circular de concreto acabado de cemento pulido con luminarias de dos arbotantes circulares, que aparentan un camellón abierto, tomada hace cerca de 70 años (Fondo: Archivo Histórico Pablo L. Martínez). A la derecha: Paseo Álvaro Obregón frente a la calle 16 de septiembre, lugar donde estuvo hasta 1962 la media glorieta y Kiosco del Malecón. Foto: tomada por Verne Piñeda Castro hace un mes (Fondo: Proyecto escolar: La ciudad donde vivo).
A la izquierda: Avenida 16 de septiembre y al fondo la media glorieta y Kiosco del Malecón. Foto: tomada por C. Rodríguez hace cerca de 70 años (Fondo: Archivo Histórico Pablo L. Martínez). A la derecha: Calle 16 de septiembre y al fondo el Paseo Álvaro Obregón, lugar donde estuvo hasta 1962 la media glorieta y Kiosco del Malecón. Foto: tomada por Verne Piñeda Castro hace un mes (Fondo: Proyecto escolar: La ciudad donde vivo).
Explanada del Malecón y edificación construidas después de la demolición del Kiosco. Foto: tomada hace 54 años (Fondo: Archivo General del Estado).
Réplica del Kiosco y luminarias esféricas en la explanada del Malecón veinte años después de la demolición del Kiosco original. Foto: tomada hace 35 años (Fondo: Sudcalifornia Ayer y Hoy).
Zona del Malecón y las tendencias del uso privado del espacio público. Imagen: Tomada de Google Earth, 2016.
Dibujo a mano alzada de sección de croquis de diseño de réplica de la imagen urbana del Kiosco del Malecón, bancas y luminarias, en el lugar donde se encontraba antiguamente contiguo al Kiosco gemelo que se encuentra actualmente en la explanada. Croquis: elaborado por Gilberto Piñeda Bañuelos, octubre 2016.