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Crónicas Urbanas

No. 11

Reconstrucción de los centros históricos

de La Paz (*)

Gilberto Piñeda Bañuelos

Me quiero referir en esta crónica al centro histórico de la ciudad de La Paz y al centro histórico del panteón de los Sanjuanes por dos razones principales: en primer lugar, porque existe una tendencia gradual a la modernización de la imagen urbana  de la  parte más antigua de la ciudad siguiendo una lógica de mercado en detrimento de una tendencia conservacionista de reconstrucción de la imagen urbana histórica donde se asentó la ciudad en el siglo XIX que el mismo mercado no ha visto como una posibilidad; en segundo lugar porque todas las instancias jerárquicas de gobierno (ejecutivos y legislativos) en los diferentes niveles  (municipal, estatal y federal) han hecho caso omiso a los criterios de diseño histórico culturales para la rehabilitación y reconstrucción de la imagen urbana histórica de la ciudad que se elaboraron  en 2007 y 2009 que se presentaron como estudios históricos, arquitectónicos y urbanos  al Cabildo de La Paz, al Congreso del Estado, al Ejecutivo Estatal y al Instituto Nacional de Antropología e Historia,  elaborado por quienes en aquel momento formaban el Colectivo de Historia Urbana de la Universidad Autónoma de Baja California Sur que tuve la responsabilidad de coordinar.

    Como los cantos de sirena del mercado global cada vez son más influyentes en lo local y parece que la antigua imagen urbana de la arquitectura tradicional de los centros históricos de la ciudad de La Paz y del panteón, están condenados a desaparecer totalmente, nos hemos propuesto hacer desde la Universidad, en forma autónoma y autogestiva,  un último intento para que los paceños y paceñas, encuentren el modo de cómo hacerle para  que se reconstruyan los elementos arquitectónicos y urbanos del pasado paceño, de La Paz de Antes, en las edificaciones calles y banquetas que existen y en las edificaciones que se vayan a construir; los primeros resultados se empezarán a visibilizar en los próximos meses ya que existe el número mínimo suficiente y necesario de tesistas, prestadores (as) de servicio social y voluntarios (as) de la Universidad Autónoma de Baja California Sur y de la carrera de Arquitectura del Instituto Tecnológico de La Paz que participan en el proyecto general de investigación Historia Urbana: Economía, Ciudad y Patrimonio Cultural en favor del diseño de reconstrucción histórica de la antigua ciudad de La Paz y sus inmuebles más emblemáticos.

    Tenemos plena confianza en hacer realidad esta nueva propuesta, si lo logramos, tocaría a los paceños y paceñas nacidos en la Paz o que llegaron a quedarse a vivir en La Paz, a estas generaciones y a las anteriores, apoyar esta lucha contra el olvido y por la memoria histórica de los paceños, de lo contrario, habrá muy poco que hacer.

    Hablemos entonces del territorio urbano que nos ocupa en esta crónica, se trata de un pequeño “pedacito” de ciudad,  que fue el lugar donde  nació, vivió su infancia y juventud como ciudad-puerto durante el siglo XIX:  

    Aunque la fecha oficial de fundación de la ciudad de La Paz es el 3 de mayo de 1535, en realidad solo es una fecha simbólica, pues la ciudad de La Paz tiene apenas un poco  más de doscientos  años de haberse fundado y su núcleo fundacional  se encuentra en la parte baja contigua al antiguo muelle fiscal, lo que ahora conocemos como el centro histórico que abarca de la Playa hasta la antigua calle séptima (actual Altamirano) esa era la ciudad a mediados del siglo XIX y poco a poco se fueron formando los barrios del Esterito que empezaba a la altura de la calle Morelos y el Manglito que empezaba probablemente en la calle Allende o en la Márquez de León.

    Mientras que  el Panteón de los Sanjuanes tiene más de ciento veinte  años de haberse fundado y su núcleo fundacional se encuentra actualmente a unos cien metros de la entrada principal del panteón y en él se encuentran la mayoría de los paceños fallecidos que provienen de las antiguas familias de La Paz, por ejemplo mis padres  (Raul Piñeda Chacón y Rosario Bañuelos isais) y mis abuelos maternos (Ignacio Bañuelos Cabezud y Maria Antonia Isais Marcq) están a unos cuantos paso de la entrada principal, en la cuarta fila de tumbas, mientras que mis abuelos paternos (Filemón C. Piñeda Contreras y Victoria Chacón Meza)  descansan en la parte más antigua del panteón. Todavía se percibe al interior del panteón de Los Sanjuanes un muro de piedra que rodea a esta zona histórica del panteón.

    En las primeras décadas del siglo XIX La Paz tendría unos 400 habitantes y a finales del siglo XIX el Panteón de Los Sanjuanes tendría unas cuantas tumbas, en la actualidad, algunas ya destruidas por completo como la que fuera de madera labrada de la familia Vives y la gran mayoría muy deterioradas (En el estudio citado, se contabilizaron un decena de capillas y alrededor de un centenar de tumbas antiguas). Ahora, La Paz es una Ciudad que el Sistema Urbano Nacional le ha dado la categoría de Centro Urbano al con más de 244  mil habitantes  mientras que el panteón de los Sanjuanes ya se encuentra casi ocupado totalmente y desde hace años le empezó a sustituir otro panteón al sur de la ciudad frente a la Universidad llamado  Jardín de los Recuerdos.

    En una de las crónicas urbanas que escribimos a principios de año describíamos la arquitectura tradicional paceña de la siguiente manera: En la parte central es donde se encontraban la mayor parte de las edificaciones más grandes donde vivían las familias de empleados, comerciantes y funcionarios de la administración pública, la mayor parte de ellas procedentes de las familias paceñas del siglo XIX y las que llegaron a vivir en la primera mitad del siglo XX; aquí las edificaciones eran muy altas, si eran planas tenía  techos de terrado y vigas de madera, muros de ladrillo o de adobe muy anchos, las vanos en sentido rectangular vertical, la mayoría enmarcados y con remate, otros con arcos de medio punto o cortados, de mayor altura a la entrada de las edificaciones; en su mayoría con remates de pretil, cornisas; columnas adosadas y redondeadas  si se encontraban en alguna esquina de La Paz; si eran de dos aguas, las casas en su mayoría tenían techo de tejamanil; todavía  en la mitad del siglo XX se encontraban muchas huertas y molinos de viento de fierro galvanizado en toda la ciudad que sustraían el agua del subsuelo para el consumo humano y riego; mientras que en los barrios históricos, sobre todo en El Esterito, aunque no dominaban, había edificaciones de la arquitectura tradicional paceña con techumbre plana con vigas de madera, muy altas y de paredes gruesas que por lo general se ubicaban en predios muy grandes, de 50 por 50 metros, algunas de ellas con molinos de viento; basta ir al antiguo Hospital Salvatierra construido a finales del siglo XIX, actualmente la Casa de la Cultura, y todavía se verán algunas edificaciones antiguas a sus alrededores; sin embargo, hay que decir que en El Esterito  como en El Manglito dominaban las casas de ladrillo aparente y de madera con techo inclinado de palma y ocasionalmente de tejamanil, y en menor escala edificaciones de vara trabada;  en el caso de El Manglito, hay que destacar de la historia de la primera mitad del siglo XX predios y edificaciones que fueron referentes de todo paceño y paceña, como es el predio y edificio conocido como La Inalámbrica, edificación emblemática; además de varias casas de ladrillo aparente y madera que todavía existen.

    La propuesta consiste adoptar esta arquitectura tradicional en la RECONSTRUCCIÓN del centro histórico de la ciudad y del panteón, y donde se pueda la restauración de lo que poco que queda  del patrimonio cultural edificado.

 

    ¿Qué quiere decir esto? ¿Cómo justificar esto? ¿Cómo convencer a los paceños y paceñas, a los arquitectos y arquitectas, a las y los urbanistas, a las y los historiadores profesionales? La tarea no es fácil. Más bien es extremadamente difícil, casi imposible. Digo casi.

 

    Después de la segunda guerra mundial las calles adoquinadas  de piedra, el mobiliario urbano tradicional  y las edificaciones emblemáticas  europeas (Londres, Paris, Varsovia, Colonia, Berlin, etc.), fueron totalmente RECONSTRUIDAS pues habían desaparecido, literalmente, con los bombardeos; para ese momento, la Carta Internacional sobre la Conservación y la Restauración de Monumentos y Sitios conocida como “Carta de Venecia” aún no existía pues se publicó hasta 1964.  Para un arquitecto restaurador probablemente la RECONSTRUCCIÓN no tenga ningún valor arquitectónico, salvo la habilidad tecnológica y artística, pero para un pueblo y para  quien ejerce el oficio de historiar, tiene un valor histórico trascendental pues recupera la memoria  de lo que fue el patrimonio cultural edificado.

    Pongamos un ejemplo local: guardando las proporciones, en La Paz, Baja California Sur no hubo guerra, pero en la primera mitad de la década de 1960 fue destruido el patrimonio cultural edificado emblemático: se demolió la antigua Casa de Gobierno que ocupaba toda la manzana, el kiosko del jardín Velasco y el del Malecón, las escuelas primarias Miguel Hidalgo y 18 de marzo, y en su lugar se “modernizó” la ciudad, poco antes ya se había demolido la extraordinaria casa comercial de la familia González: la Torre Eiffel que durante la administración de Francisco J. de Mújica  la había comprado el gobierno para hacer una biblioteca.

    Afortunadamente, al iniciar la década de 1980 Ángel César Mendoza Arámburo en su carácter de Gobernador del naciente estado de Baja California Sur ordenó la RECONSTRUCCIÓN  de la antigua Casa de Gobierno, el Kiosko del Jardín Velasco y  el Kiosko del Malecón, la primera solo se reconstruyó parcialmente (falto terminarla en la parte que ahora es estacionamiento), el segundo se construyó en el mismo lugar donde estaba y el tercero se colocó en medio de la explanada que se había construido en la época de la “modernización”. Desconozco si su hijo, Carlos Mendoza Davis, que ahora  también es gobernador, piensa trascender RECONSTRUYENDO la parte que le faltó construir a su papá y dejar a la Casa de Gobierno como estaba antes de que fuera destruida  por el General Salinas Leal. También desconozco si tiene la misma lógica de pensamiento que su papá, pero le recomiendo releer las palabras que dijo sobre la RECONSTRUCCIÓN en su último informe de gobierno en 1981: “Hace dos días, entregamos la plazuela de ayer Jardín Velasco invocando con el recuerdo de su paseo tradicional, las serenatas, su kiosko y su banda de música, que precisamente el día de hoy inicia  su primera presentación pública  en el estado, todo ello como presencia  evocadora del sano pasado  de una ciudad a la que amamos apasionadamente, y frente a ella el palacio-antigua casa de Gobierno resurgido con toda su historia, escenario vigoroso y testigo de añejas luchas  republicanas y revolucionarias, sede antigua del poder, que dejando descansar la espada, ahora se convierte en el recinto del libro, de la pluma que escribe, de los hombres interesados  en las cosas sudcalifornianas y en la sala para las manifestaciones de la cultura” y finaliza diciendo: “estas obras rescatadas de antaño, las dejamos a la custodia de las nuevas generaciones, para que las cuiden y las preserven, como testimonios de un pasado. Que no vuelva repetirse los de pasados años”.

    En el Centro de Documentación de Historia Urbana (CEDOHU UABCS) donde realizó mi trabajo académico hace casi 30 años le tomamos la palabra a Ángel César, hará lo que a su competencia corresponde: investigación histórica, arquitectónica y urbana; difusión cultural y extensión universitaria en favor de la memoria histórica y contra el olvido.  Va de nuevo la propuesta de RECONSTRUCCIÓN hecha desde 2007, no solo de la antigua Casa de Gobierno en la totalidad de la manzana como lo pensaba  Ángel César, sino la RECONSTRUCCIÓN  de otros inmuebles históricos que existen como la “Perla de La Paz” y/o que existieron como la “Torre Eiffel”, y la RECONSTRUCCIÓN de la imagen urbana histórica de la totalidad del Centro Histórico de la Ciudad de La Paz y la RECONTRUCCIÓN de tumbas y capillas en el centro Histórico del panteón de Los Sanjuanes.

    Ya no creo en la clase política que busca el poder público por la vía electoral; pero como paceño de los barrios históricos de La Paz, a secas, nacido en 1949 en El Esterito, que viví en El Choyal durante el ciclón de 1959, en el Centro por la Rosales y Malecón de 1960 a 1980 y que ahora vivo cerca de El Manglito, en la colonia Pueblo Nuevo; como hijo y nieto de paceños y paceñas, solo hago una pregunta pública:

    ¿Carlos Mendoza Davis hace suyas las palabras de Ángel César Mendoza Arámburo? ¿Estaría a favor o en contra de la RECONSTRUCCIÓN HISTÓRICA de las edificaciones emblemáticas, de la antigua ciudad de La Paz y de su panteón? Digo bien: RECONSTRUCCIÓN HISTÓRICA.

(*) Escrito para el periódico El Sudcaliforniano el 17 de septiembre de 2015.

SECUENCIA DE UN EJEMPLO DE RECONSTRUCCIÓN HISTÓRICA

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Planta de Distribución de la Casa de Gobierno en la década de 1930, digitalizado sucesivamente por Rocio Rochín Cota (2008) y Diana Cisneros García (2015) tomada de la versión digital de una copia  proporcionada por el Ingeniero Genovevo Cota Haros.

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Demolición de la Antigua casa de Gobierno durante la administración del General de División Bonifacio Salinas Leal (1959-1964), Fototeca AHPLM.

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Reconstrucción de la parte frontal de la antigua Casa de Gobierno durante la administración del Licenciado Ángel César Mendoza Arámburo (1975-1981), Fototeca del AHPLM.

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Modernización  de las construcciones en donde se encontraba la Antigua Casa de Gobierno y la antigua plazuela del Jardín Velasco durante el gobierno del general de División Bonifacio Salinas Leal (1959-1964), Fototeca del AHPLM.

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Propuesta de anteproyecto de RECONSTRUCCIÓN de la Antigua Casa de Gobierno en toda la manzana para el Centro de Arte, Cultura, Tradiciones Populares y Museo de Historia de La Paz, Maqueta elaborada por una estudiante del Taller de Diseño Ambiental del CCH Morelos en 2009, en proceso de diseño en un programa de servicio social 2015 que realizan en el Centro de Documentación de Historia Urbana (CEDOHU UABCS) los estudiantes de arquitectura del Instituto Tecnológico de La Paz  Luis Felipe Ricardo Domínguez Gutiérrez y Diana Marisela Cisneros García.

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