Crónicas Urbanas
No.3
A imagen y semejanza de la del siglo XIX.
La Paz a mediados del siglo XX
Gilberto Piñeda Bañuelos
Había terminado mi año sabático con una investigación sobre una Metodología Gráfica para una Historia Urbana en la Universidad de Guanajuato y a partir de agosto de 2014 cuando me reincorporé a mis actividades académicas habituales en la UABCS, me puse a escribir una breve crónica urbana de los espacios que había en La Paz a mediados del siglo XX.
La razón es múltiple: primero, me quería encontrar con los cronistas paceños a quienes tengo especial estima, Leonardo Reyes Silva, Eligio Moisés Coronado, Gilberto Ibarra Rivera y Martín Avilés Ortega para proponerles un crónica urbana de La Paz con la mirada de los cronistas, aceptaron, nos hemos entrevistado mutuamente contando nuestras propias historias en los barrios de nuestra ciudad donde vivimos de niños, adolescentes y jóvenes, y estamos ya en la última etapa del trabajo; segundo, propuse compartir con una docena de colegas profesores y profesoras de la Universidad y fuera de ella, especialistas en diferentes aspectos de la ciudad, la idea de un libro multidisciplinar sobre historia urbana pensando a La Paz sin ciudad y la Paz con ciudad, un proyecto que ya hemos iniciado y que esperamos concluir en los próximos meses del año; y tercero, algo extraordinario que me ha pasado en estos meses es el reencuentro cariñoso con hombres y mujeres de mi generación y de la generación anterior de mis cuatro ramas familiares paceñas que proceden del siglo XIX, los Isais, los Bañuelos, los Chacón y Los Piñeda, a quienes propuse un libro familiar en el que se verá reflejada con toda seguridad la vida de las familias paceñas en La Paz de antes, la de la primera mitad del siglo XX y la del siglo XIX, en especial las nuestras.
Cuando contamos la historia de la traza urbana en un artículo anterior se podía deducir que La Paz de mediados del siglo XX estaba hecha a imagen y semejanza de la ciudad-puerto comercial de finales del siglo XIX, es decir, no había cambiado tanto. Para empezar la gran mayoría de las familias paceñas de mediados del siglo XX procedían del siglo XIX, y era tan pequeña La Paz que solo estaba lo que ahora conocemos como el Centro y los barrios históricos de El Esterito y El Manglito; y por lo tanto las familias frecuentaban los mismos espacios públicos, se estudiaban en las mismas escuelas, se asistía a la misma iglesia, se paseaba en los mismos lugares, se jugaba en los mismos parques, se emborrachaban en las mismas cantinas, se comía en las mismas fondas, se caminaba por las mismas banquetas, se escuchaba a los mismos músicos, etcétera. Esa era la ciudad entonces y ahora es la centralidad histórica.
En la actualidad las poligonales definidas oficialmente por el Ayuntamiento de La Paz para El Esterito y El Manglito son las siguientes:
La poligonal de El Esterito está formado por las calles Morelos, Álvaro Obregón, King Rondero, Héroes de Independencia, Salvatierra y Gómez Farías; mientras que su extensión Colina del Sol está formada por las calles King Rodero, prolongación Malecón, Tabasco, Paseos del Cortés, calle de bajada del Pedregal del Cortés y callejón entre Gómez Farías y Altamirano; la poligonal de El Manglito está formada por las calles 5 de febrero, línea de costa, Sonora, Rangel, Nayarit, línea de costa, Reforma, Brecha California, De la Rosa, callejón sin nombre, Margaritas, Riva Palacio, Colima y Rangel; mientras que su extensión La Inalámbrica está formada por las calles Sonora, línea de costa, Nayarit y Rangel.
El Esterito y su extensión Colina del Sol, y El Manglito y su extensión La Inalámbrica; por encontrarse en la línea de costa, sus actividades económicas dominantes en el pasado fueron por un lado, la colecta de ciruelas de El Mogote y pitahayas del monte, y por otro lado, la pesca ribereña, no solo de la perla y concha perla a chapuz o escafandra; sino la escama como el pargo, la mojarra y la sierra; los moluscos como el callo de hacha, la almeja catarina, la pata de mula; crustáceos como la jaiba; y durante mucho tiempo la cahuama; entre otras especies; y por otro lado, las embarcaciones más usuales del pasado fue la embarcación de madera a remo o vela, que después fue sustituido por el motor de combustión interna, dentro o fuera de borda en una embarcación de fibra de vidrio.
El límite norte de El Esterito, en el pasado era un auténtico estero con manglares y embarcaciones de madera que llegaban probablemente hasta la antigua calle cuarta (Aquiles Serdán); siguiendo la línea de costa había que cruzar un puentecito, e inmediatamente después estaba el Rastro y la Piedra Cagada lugar de paseo de los paceños y de los pobladores del barrio El Esterito, principalmente; y el límite poniente era la playa donde también estaban fondeadas las embarcaciones; mientras que el antiguo barrio El Manglito era no solo el que actualmente tiene delimitado el Ayuntamiento, sino que abarcaba toda la línea de costa hasta el Palmar de Abaroa, perpendicular a la actual calle Márquez de León.
Tanto El Esterito como El Manglito y sus extensiones, se encuentran en la desembocadura de grandes arroyos, en el primero el que se forma del panteón de los San Juanes y el arroyo del cajoncito que desemboca en el antiguo estero que había en los límites del barrio y el segundo el gran arroyo del palo que corre por las actuales calles 5 de febrero, Sonora, Sinaloa y Nayarit; mientras que por el centro se encuentra el gran arroyo Central que viene del arroyo del Cajoncito y que ahora forma la calle 16 de septiembre con sus desprendimientos en la actual calle Rosales.
Es en esta centralidad histórica donde se ubican precisamente los puntos de encuentro en espacios públicos de la población paceña, nativa y migrante, donde se desarrollan actividades comerciales, turísticas, religiosas, culturales y hasta manifestaciones sociales, y donde todavía se encuentran las viviendas habitadas por una parte importante de la población paceña, aunque cada vez en menor proporción.
En medio de estos dos barrios, durante la primera mitad del siglo XX y las primeras dos décadas de la segunda mitad, se concentraba la mayor parte de la vida urbana de la ciudad: el Malecón, el antiguo Muelle Fiscal, el jardín Velasco , la plaza como la conocen los paceños, la antigua Casa Municipal, la Casa de Gobierno, la parroquia de Nuestra Señora de La Paz, el templo masónico y el Hospital Salvatierra; eran ocho espacios urbanos fundamentales de la ciudad donde se desarrollaban las festividades, los actos cívicos y los carnavales; donde se concentraba la administración pública del territorio; donde se desarrollaban las festividades y ceremonias religiosas incluyendo la partida de los cortejos fúnebres hacia el panteón de Los Sanjuanes que se encontraba fuera de la ciudad, frente a los hornos donde se cocinaban ladrillos con los que se construyó la ciudad por varias décadas; y es en el Centro donde también se llevaban a cabo las ceremonias de la masonería paceña; alrededor de ellas estaban las principales escuelas de la ciudad, las escuelas No.1 (Miguel Hidalgo, antigua Ignacio Allende), la No.2 (Melchor Ocampo), la No.3 (18 de marzo), la escuela No. 8 (Venustiano Carranza), la escuela 20 de Noviembre, la Academia Comercial Salvatierra, el Colegio Anahuac y el Colegio de La Paz, el jardín Cristóbal Colón, la secundaria y la preparatoria Morelos, la Sala Ibo, la escuela de Música; muy cerca de la plaza el correo y telégrafo, el cine Juárez, el mercado Madero y el palacio Municipal, éste último, sirvió sucesivamente como delegación, oficinas del naciente Partido Nacional Revolucionario y oficinas de la zona militar; muy cerca de ahí la emblemática Perla de La Paz, la ya destruida edificación de la Torre Eiffel y los nuevos comercios como La Palma, El Baratero Cumbre y La Primavera; en la loma sur muy cerca se encontraba el cuartel militar en la actual calle Revolución entre Ocampo y Degollado; y en la loma norte el hospital Salvatierra rumbo al barrio El Esterito y hacia el oeste la cárcel pública a un costado de las oficinas de la Delegación en el antiguo edificio Sobarzo.
A lo largo y ancho de este espacio urbano central de la Paz se encontraba las fondas, las cantinas, los billares, las peluquerías, la emblemática nevería Flor de La Paz, las tiendas de abarrotes, las panaderías, las academias comerciales; mientras que en la playa, el malecón era un lugar de encuentro de todos los sectores sociales de los barrios El Esterito, El Manglito y el Centro, que confluían en la media glorieta del emblemático Kiosko del Malecón, en el muelle fiscal y en el muellecito de madera frente al parquecito Cuauhtémoc muy cerca de la planta eléctrica primero y después de la distribuidora Ford; es frente al malecón donde se encuentran los emblemáticos hoteles Perla y Los Arcos, con sus propias cantinas, también muy emblemáticas.
En la parte central es donde se encontraban la mayor parte de las edificaciones más grandes donde vivían las familias de empleados, comerciantes y funcionarios de la administración pública, la mayor parte de ellas procedentes de las familias paceñas del siglo XIX y las que llegaron a vivir en la primera mitad del siglo XX; aquí las edificaciones eran muy altas, si eran planas tenía techos de terrado y vigas de madera, muros de ladrillo o de adobe muy anchos, las vanos en sentido rectangular vertical, la mayoría enmarcados y con remate, otros con arcos de medio punto o cortados, de mayor altura a la entrada de las edificaciones; en su mayoría con remates de pretil, cornisas; columnas adosadas y redondeadas si se encontraban en alguna esquina de La Paz; si eran de dos aguas, las casas en su mayoría tenían techo de tejamanil; todavía en la mitad del siglo XX se encontraban muchas huertas y molinos de viento de fierro galvanizado en toda la ciudad que sustraían el agua del subsuelo para el consumo humano y riego.
Mientras que en los barrios históricos, sobre todo en El Esterito, aunque no dominaban, había edificaciones de la arquitectura tradicional paceña con techumbre plana con vigas de madera, muy altas y de paredes gruesas que por lo general se ubicaban en predios muy grandes, de 50 por 50 metros, algunas de ellas con molinos de viento; basta ir al antiguo Hospital Salvatierra construido a finales del siglo XIX, actualmente la Casa de la Cultura, y todavía se verán algunas edificaciones antiguas a sus alrededores; sin embargo, hay que decir que en El Esterito como en El Manglito dominaban las casas de ladrillo aparente y de madera con techo inclinado de palma y ocasionalmente de tejamanil, y en menor escala edificaciones de vara trabada; en el caso de El Manglito, hay que destacar de la historia de la primera mitad del siglo XX predios y edificaciones que fueron referentes de todo paceño y paceña, como es el predio y edificio conocido como La Inalámbrica, edificación emblemática; además de varias casas de ladrillo aparente y madera que todavía existen.
Son muchísimas cosas más las que hay que contar sobre La Paz de mediados del siglo XX. Hay que hacerlo antes de que sea demasiado tarde.