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Crónicas Urbanas

No. 19

Un Domingo Dibujando En Guanajuato (*)

 

Gilberto Piñeda Bañuelos

El primer domingo de agosto de 2016 es día 7, un grupo de 45 jóvenes, 41 hombres y 4 mujeres, el 7 de agosto de 1971 egresábamos de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Guanajuato con una misa en el templo de la compañía de Jesús a un costado de la Universidad y con una fiesta. Ya pasaron 45 años desde entonces y cada uno y una enfrentó la vida a su manera. En este tiempo siete compañeros ya fallecieron.

     A propósito de Guanajuato, en la víspera de mi viaje para conmemorar los 45 años de haber egresado, me encontré entre mis archivos de la computadora un escrito que titulé “Crónica de un domingo en Guanajuato” que escribí el 18 de noviembre de 2013 desde allá para mi familia y amigos cercanos. En ese entonces  me encontraba en una estancia de investigación con motivo de mi año sabático que realicé en la Escuela de Arquitectura de la cual había egresado, y los fines de semana empecé una práctica que hace mucho tiempo no realizaba: el dibujo a lápiz  mano alzada del patrimonio cultural edificado. Guanajuato es un lugar especial para eso.

    Esta es la crónica urbana que ahora comparto para quien la quiera leer y compartir. Dice la crónica: 

     “Como todos los domingos, desde que llegue me dedico algunas horas del día a dibujar a mano alzada como nos enseñó el profesor Gallardo que nos daba las clases de Dibujo al Natural y Dibujo al Desnudo cuando estudiábamos arquitectura; una práctica que por falta de tiempo, en La Paz,  no había podido desarrollar; más bien porque no me doy el tiempo, no lo había hecho de manera frecuente. Como yo siempre busco algún pretexto para ponerme a trabajar en algo, no puedo estar sin hacer alguna cosa para mí importante; desde antes de venirme a Guanajuato al año sabático, por dentro, me hice el propósito, de que aquí en Guanajuato me pondría a practicar el oficio de dibujar, y que no iba a buscar algún pretexto para no hacerlo. Hasta hoy lo he cumplido, pues ya llevo, creo que siete dibujos.

     Ayer domingo me levanté un poco tarde, pues la noche del viernes cuando terminó el Foro de Egresados por el 54 aniversario  nos fuimos a comer a la botana, en un restaurant que se llama La Clave Azul, en un callejoncito escondido por la plaza de San Fernando, los ocho compañeros de la generación que estuvimos en el Foro (Sylvia, Alicia, Firmo, Roberto, Knapp, Ayax, Ruteaga y yo), estuvimos como dos o tres horas platicando, y en ese inter me tomé una michelada y media y  comí papas enteras fritas con ajo y mucho aceite, sopa, taquitos, carnes, todo con mucho chile… me vine a trabajar a la escuela de Arquitectura, pero por la tarde-noche,  me empezó la molestia del estómago  y pase a la farmacia  por una emulsión, y llegando a la casa acudí al “botiquín homeopático”  para estos casos que me dio el Dr. Benitez, y empecé el autotratamiento,  aunque me levanté como tres veces en la noche, así que no pude dormir bien; afortunadamente  al otro día, el sábado,  amanecí bien, y seguí tomando los “chochitos” durante el día; ya por la tarde fui a comer a la casa de Sylvia y con Roberto, compañeros de la generación, y me regrese como a las cinco y media, que fue cuando hable con el Verne, el Tito y la Lulú, así que ese día estaba medio “traqueteadón”.

     Como les digo,  me levanté tarde el domingo y como a las 11 de la mañana me fui a desayunar a un restaurante en el centro, cerca del Teatro Juárez, justo enfrente de lo que es la antigua Casa de Moneda que funcionó de 1827 a 1900, aunque no sé si el edificio es del siglo XVIII, y desde la mesa, mientras desayunaba me puse a dibujar una ventana de la antigua Casa de Moneda que se miraba a través de la puerta desde el restaurante; terminé de desayunar y seguí dibujando, mientras me tomaba otro café… estaría como una hora.

 

     Cuando salí me fui caminando por la calle de Sopeña y me senté en una  banca frente a esta calle, mirando hacia el Jardín Unión frente al Teatro Juárez, aunque no se ven… pero desde ahí, en una “plazoletita” donde hay un frondoso árbol y vendedores ambulantes;  atrás de donde me senté se encuentra el Templo de San Francisco, construido en el siglo XVIII.  Ahí estuve por espacio de seis horas y me puse a dibujar una vieja casona, que no sé si es del siglo XVIII, que fue precisamente la casa donde vivía, porque ya falleció, del Fundador de la Escuela de Arquitectura en 1959, y que era el director cuando yo estaba estudiando, el arquitecto Víctor Manuel Villegas Monroy, que me dio clases de Historia del Arte y de la Arquitectura… La dibuje sin personas (porque estaba abarrotada la calle de sopeña, que ahora es peatonal, por el puente) pero le dejé los cables de teléfono que están colgando (si no dibujé las personas, debía haber quitado los cables… después me arrepentí).

     No había tenido una experiencia como la que tuve, que en seguida les cuento, pues cuando dibujé el domingo antepasado la cúpula del Templo de Pardo, que está rumbo a Tepetapa, bajando al Jardín El Cantador, estuvo sentada en la misma banca donde estaba dibujando, una niña muy seria que venía de un pueblo cercano,  y me estuvo observando las casi dos horas que estuve dibujando, y al final, cuanto terminé  le pregunté:  “¿te gusta dibujar?..” y me dijo “sí, mucho…¿te gusta?...” y me dijo sí, está muy bonito… pero yo no sé dibujar así…  Sin embargo, éste domingo,  había tanta gente, que  fue interminable la cantidad de personas que se acercaron, niños, jóvenes y adultos, familias enteras, de ahí mismo de Guanajuato, de Puebla, del Distrito Federal, de Jalisco, y de otros estados, pero también extranjeros y extranjeras… Y es que el lugar era muy transitado, o sea “muy turisteado” y pues resultan lógicas las expresiones que les voy a contar, pero no dejan de ser estimulantes…Solo les cuento tres casos, de los muchos:

     Una familia entera, con un niño muy entusiasmado con el dibujo, pasaron por primera vez cuando estaba empezando a dibujar y se quedaron algunos minutos viendo; el niño, luego, luego, dijo que estaba muy bonito, que se parecía mucho;  habían pasado dos o tres horas y volvían de regreso la misma familia, y se volvieron a quedar, ya estaba muy avanzado el dibujo, y el niño sorprendido, no se quería ir, tenía como 10 años… Otro fue  un grupo de jóvenes se acercaron y se quedaron a verme dibujar, y uno de ellos me preguntó…”¿A como los vendes?” “..No.. No lo vendo.. son para mí”, le contesté; me dijo que él estudiaba en la Escuela Superior de Arquitectura de Guadalajara, y dijo que le gustaba mucho el dibujo que estaba haciendo… Otro fue un grupo de jóvenes, una de ellas, fotógrafa, y después de un buen rato que se quedaron a verme dibujar, una de ellas, la fotógrafa me iba a tomar una foto dibujando, sin darme cuenta, y su amigo le dijo: “pero hay que pedirle permiso”… ”No hay problema, le dije, y ya.. hizo varias tomas, algunas de ellas desde la parte de atrás de la banca donde estaba dibujando, seguramente para que apareciera el dibujo y la casona en la misma imagen, no sé… Finalmente paso una familia de México-Americanos, completa, con tres hijos, dos adultos y un adulto mayor, que ese si era “gringo” completo,  pasaron de largo, pero  el “gringo” se quedó, y llamó a la familia que se le había adelantado, y se quedaron viendo dibujar, y los niños, que les gustaba mucho dibujar, según dijeron ellos mismos y sus padres lo confirmaron, estaban muy entusiasmados con lo que estaban viendo en el dibujo, y volteaban a verlo y a ver la casona, a buscarle parecido…

     En estas seis horas que estuve dibujando, muchas personas se quedaron  a ver dibujar… Así que fui a comer hasta cerca de las 7 de la tarde, y lo más interesante es que no me cansé absolutamente nada, como suele suceder cuando uno trabaja tantas horas seguidas, me sentí muy bien con estas experiencias, pero aparte, me sentí bien dibujando… Se los envío para que los compartan.

     Se me pasaba comentarles que durante las horas que estuve dibujando, justo atrás de mí, estaba un señor muy “alburero”, que cantaba sólo canciones de las décadas de 1960 y 1970, Bob Dylan, los Beatles, los Rolling Stones, etc., y estaba vendiendo discos de la época; y en una de esas, llegan los inspectores municipales, como suele suceder, en todos lados y le dijo que levantara la mercancía y le amenazó que si no lo hacía, se la iban decomisar;  en ese momento, suspendí el dibujo y nos pusimos a alegar juntos contra el inspector fiscal, aunque finalmente, el señor me dijo, delante del inspector: “bueno.. mejor lo levanto, pero son unos desgraciados corruptos, como no le quitan lo que se roba el presidente municipal..”, levantó  los discos y se fue.

 

     Yo estaba terminando de dibujar, ya le estaba dandoo los últimos detalles, cuando una hora después, llegó de nuevo el mismo señor que había tenido que levantar su mercancía, se puso a un lado de mí, y me dijo… “pero si esta igualito, hasta las piedritas le puso…” …y pues todo esto… para mí…  este domingo en Guanajuato resultó ser no solo estimulante, sino que me dio un poco de confianza de que el oficio de dibujar sigue siendo algo de mí que había dejado guardado durante tantos años, no sé dónde… Tal vez en la prepa Morelos…En fin”

     Aquí termina la crónica de ese domingo de noviembre de 2013 en Guanajuato.

(*) Publicado en el periódico El Sudcaliforniano el domingo 7 de agosto de 2016.

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Dibujo a lápiz sobre papel bond de Antigua casona del siglo XVIII en la calle de Sopeña en la ciudad de Guanajuato.

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Dibujo a lápiz sobre papel bond de cúpula en la parte posterior del Templo de Pardo del siglo XVIII  en la ciudad de Guanajuato.

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Dibujo a lápiz sobre papel bond de ventana con reja en la antigua casa de Moneda en la calle de Sopeña en la ciudad de Guanajuato.

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Dibujo a lápiz blanco sobre cartulina negra de ventana de la Alhóndiga de Granaditas del siglo XVII por la calle Mendizabal  en la ciudad de Guanajuato.

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Dibujo a lápiz sobre papel bond de Patio de Convento y cúpula en la parte posterior del Templo de Valenciana del siglo XVIII  en la ciudad de Guanajuato.

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Dibujo a lápiz sobre papel bond de balcón en la Plaza de San Fernando  en la ciudad de Guanajuato.

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Dibujo a lápiz sobre papel bond de cúpulas en la parte posterior del Templo de Belén del siglo XVIII  en la ciudad de Guanajuato.

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Dibujo a lápiz sobre papel bond de cúpula en la Plaza y Templo de San Roque del siglo XVIII  en la ciudad de Guanajuato.

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