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Crónicas Urbanas

No.31

 

EL TEMPLO MASÓNICO, LA TENERÍA Y LA ESCUELA 48  EN UN PROYECTO ESCOLAR

Gilberto Piñeda Bañuelos

Poniendo la vista en lo urbano, ANTIGUAMENTE, muy cerca del templo de la antigua parroquia de Nuestra Señora del Pilar de La Paz y del jardín Velasco se encontraba el templo masónico de los “Fieles Obreros de la Baja California”; fuera de la ciudad hacia el sur por el arroyo del Palo había un predio formada por cuatro manzanas,  en una de ellas, la formada por las calles California, Undécima, Navarro y Décima, se encontraba una fábrica de cueros, y muy cerca de ella, en otra  manzana formada por las calles Novena, Encinas, Décima y Navarro, se encontraba la única escuela artículo 123 para hijos de trabajadores que había en La Paz conocida como la escuela No.48 que se encontraba frente a una gran huerta formada también por cuatro manzanas donde se presume había cuatro molinos de viento. ACTUALMENTE, frente a la Unidad Cultural Jesús Castro Agúndez donde se encuentra el Teatro de la Ciudad sigue ahí la misma escuela primaria pero ahora tiene el nombre de Gregorio Torres Quintero en la esquina de las calles Héroes de Independencia y Encinas, y muy cerca, entre las calles 5 de febrero, Licenciado Verdad y Navarro, el viejo edificio de la fábrica de cueros, todavía con su chimenea de ladrillo donde se han instalado algunos comercios, un billar y unos almacenes.

     En esta escuela tengo un nieto que se llama Tito Livio Murillo Piñeda a quien le pregunte cuando estaba en segundo año si quería participar con sus compañeros en un proyecto escolar que se llamaría LA ESCUELA DONDE ESTUDIO (ANTES Y AHORA); me dijo que si, invitó a tres de sus compañeros pero solo pudo participar uno de ellos, Luis Enrique Reséndiz León, pues las sesiones de trabajo serían los sábados o los domingos. En la primera sesión de reconocimiento del sitio les comenté que ese proyecto les iba a servir cuando estuvieran cursando el tercer año pues en el bloque I de la asignatura de Historia y Geografía (“Baja California Sur: La entidad donde vivo”) había un tema que se llama LA CIUDAD DONDE VIVO (La ciudad, el barrio, la escuela). Les comenté que con el proyecto escolar podía conocer algo de historia, algo de geografía y hasta de algo de aritmética y geometría.

     Con el proyecto escolar los niños podían calcular cuántos años tenía una fotografía  antigua, por ejemplo hay una foto muy bonita cuando recién se había terminado de construir la escuela en 1925, entonces, sabrían que la foto había sido tomada por Don José Anastacio Duarte hace 93 años restando 2018 menos 1925; los niños podían dimensionar la distancia de su casa a la escuela contando el número de cuadras y calles que había, sabiendo que las cuadras miden 100 metros en promedio y 20 metros el ancho de la calle; los niños podían saber las dimensiones de la escuela contando con pasos la distancia y multiplicando el número de pasos por la distancia  entre huella y huella; o bien, utilizando una cinta métrica anotando en un hoja de papel las medidas; los niños podían identificar los detalles arquitectónicos de la escuela como las columnas, las cornisas, los muros, los techos, los escalones anotando en las fotografías sus nombres; los niños sabría como se ha transformado la escuela y “La Tenería” con la foto que ellos mismo tomaron desde el mismo lugar que se había tomado en el pasado; y al final de las sesiones  los niños armaron una maqueta experimental a manera de rompecabezas tridimensional de la antigua escuela No.48 colocando los cimientos, los muros, las columnas, los techos, el corral y la huerta escolar (como apoyo didáctico al proyecto escolar el joven arquitecto Ivan Alegría Jimenez, becario del Cedohu, elaboró una maqueta profesional que será donad a la Escuela); pero lo más interesante del proyecto probablemente sería que los niños conocerían la historia del edificio de la escuela donde estudian y que relación había con “La Tenería” que les compartí utilizando como herramienta  la fotografía antigua comparada con la fotografía actual que los niños tomaron durante el recorrido entre la antigua Escuela No.48 y la antigua “Tenería Suela Viosca” y viceversa.

     Los niños pudieron conocer una historia que les conté, como esta que les cuento enseguida:

     En 1917, la fracción XII del artículo 123 constitucional establecía que los dueños de las fábricas tenían la obligación de construir escuelas para los hijos de sus trabajadores y la fracción X del artículo 73 constitucional señalaba que estas escuela quedaban bajo control de los estados; esta medida aplicaba para la gran fábrica de cueros que había en La Paz conocida como “Tenería Suela Viosca”, o simplemente como “La Tenería”,  que construyó la antigua Escuela No.48 probablemente entre 1923 y 1924, ya que existe un fotografía publicada en este último año por Aurelio Vivanco donde se observan el edificio en construcción.  Probablemente quedó terminada en 1925 como lo muestra también  una fotografía antigua de ese año donde estudiarían los hijos de los trabajadores de “La Tenería” que no eran pocos.  Por ejemplo, una fotografía antigua de año no identificado de la década de 1930 se encuentran en las escaleras de acceso a la escuela, tres profesoras y más de 130 niños y niñas.

     Para 1950 se construyeron en el territorio Sur de la Baja california cinco Escuelas Artículo 123 que se sumaban a la Escuela No.48 y así siguió funcionando hasta que tomó el nombre de Gregorio Torres Quintero, que como nos lo cuenta el profesor Eligio Moisés Coronado, Torres Quintero fue un profesor originario del estado de Colima que creó el método sintético de enseñanza y el onomatopéyico para la lecto-escritura, quien en la década de 1920 había visitado La Paz como funcionario de la Secretaría de Educación Pública, aprovechando su visita a participar en el proyecto de creación de la Escuela Normal de Profesores.

     A mediados de la década   de 1960 el gobierno federal tenía el propósito de construir más aulas contiguas al viejo edificio a través de Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas representado en el Territorio Sur de la Baja California por el Arquitecto Rafael Cervantes Vizcarra; sin embargo la manzana 291 donde se encuentra la escuela era propiedad del señor Enrique Ruffo Valadez que había comprada a la compañía en liquidación “Tenería Suela Viosca”; que de acuerdo a escritura  protocolizada el 19 de febrero de 1965 por el Notario Público No.1, Lic. Armando

Aguilar Paniagua fue cedida en donación al mencionado Comité a condición de que en un plazo de dos años se construyera la ampliación de la Escuela.    

     Si revisa con cuidado las fotografías antiguas y observa las condiciones actuales del edifico de la escuela Gregorio Torres Quintero, como lo hicieron los niños en la sesiones del proyecto escolar, encontrarán que no ha cambiado mucho: cuando uno llega a la escuela y lo observa con detenimiento se puede decir que su arquitectura formal es de corte neoclásica y con mucha semejanza a muchos templos masónicos sobre todo por su altas columnas en el pórtico de la entrada, y en la parte posterior hay dos cuartos bajo el nivel de piso que ahora son almacenes, que en algún momento pudo haber sido el acceso a un sótano, lo cual hace suponer pudo haberse concebido originalmente como templo masónico o bien los propietarios y socios de la fábrica de cueros que ordenaron construirla se inspiraban en el pensamiento masónico. Un detalle interesante: si uno se para en la parte sur poniente del patio cívico y voltea hacia arriba, en el lecho bajo de la cornisa encontrará las letras R.R. y C. como una especie de “sello” que seguramente son las siglas del nombre comercial de “La Tenería”: “Rocholl, Ruffo y Compañía”, que son los apellidos de los socios, que dicho sea de paso, al menos Antonio Ruffo era miembro de la “Logia Masónica de los Fieles Obreros de la Baja California”.

     El pensamiento masónico en el Territorio Sur de la Baja California no puede explicarse sin la figura de un pudiente personaje destacado por haber sido un empresario extranjero vice cónsul de los Estados Unidos, representante de compañías mineras, salineras y comerciales, que en el siglo XIX instaló en una fábrica de cueros registrada comercialmente como “Viosca y Compañía. Tenería La Paz”; un personaje que en 1869 había fundado la Logia Masónica y en 1873 donó el terreno para que se construyera su templo en la antigua calle Cuarta (actual calle Aquiles Serdán) e Independencia, quien murió en 1895, su nombre era Santiago Viosca de Solar. A la muerte de su padre, su hijo Santiago Viosca Navarro en 1903 se asoció con Antonio Ruffo y William H. Rocholl para formar una nueva compañía en el lugar que ahora conocemos. A la muerte de Santiago Viosca en 1911, su viuda Isabel Hidalgo disolvió la compañía y los socios William H. Rocholl, Antonio Ruffo y Arturo C. Nahl se reagrupan y la registran el 21 de agosto de 1912 como “Rocholl, Ruffo y Cía. Tenería La Paz”.

     A finales de la década de 1920 fueron socios de “La Tenería” W.H. Rocholl, Roberto Ruffo, Arturo C. Nahl, Jesús Montemayor, Enrique Ruffo y Ernestina R. de Westermann que registraron como “Tenería Suela Viosca”, que fue dirigida por Arturo C. Nahl, quien también fue el que promovió el financiamiento de la construcción de un estadio de Beisbol de la Ciudad a la vez que fomentó la organización del famoso equipo paceño de beisbol “Suela Viosca”.

     Para mediados de la década de 1940 trabajaban en “La Tenería” registrada como “Empresa Armadora de Buques. Tenerla Suela Viosca, S.A.”, alrededor de 150 obreros y 1500 personas de La Paz y de las Rancherías encargadas de  cortar y acarrear cascalote para teñir, leña y cal; en ésta década, “La Tenería”  estaba bajo la gerencia de Don Isidro Enrique Isais Marcq (Hermano de mi abuela materna); sin embargo, para la segunda mitad de la década de 1940 “La Tenería” entró en una crisis que la llevó a cerrar sus operaciones. En 1949 se intentó reactivarla como Pieles y Vaquetas, S.A. bajo la conducción de Don Isidro Isais. Esta histórica fábrica de cueros dejo de funcionar en 1957 después del impactante incendio   que sufrió ese año.

     Ahora, la parte antigua de la escuela donde estudian Tito Livio y Luis Enrique, los niños del proyecto escolar, sigue en pie, casi intacta mientras que “la Tenería” con su emblemática chimenea de base cuadrada hecha de ladrillo aunque sigue en pie, se encuentra en franco deterioro.

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