DON PABLO L. MARTÍNEZ Y EL DR. ROBERTO CASTRO HIRALES
Dos miradas necesarias para comprender la genealogía de las
familias sudcalifornianas
Gilberto Piñeda Bañuelos
Lo que van a leer enseguida es una especie de relato introductorio a los estudios genealógicos de las familias sudcalifornianas que llevó a cabo por más de una década el Doctor Roberto Castro Hirales que por mi conducto y con la autorización de la familia Castro Matteotti iré dando a conocer periódicamente en forma de relatos genealógicos por APELLIDO que se difundirán a lo largo de los próximos años hasta completar lo que en vida de Roberto platicamos: un libro sobre la genealogía de las familias sudcalifornianas, en la medida que el tiempo y la salud nos lo permitan.
Para empezar, hay que decir que en la historia sudcaliforniana hay dos personajes destacados que entregaron parte de su vida al estudio de la genealogía de las familias sudcalifornianas. Ellos lograron organizar, cada uno a su manera, una abundante información genealógica: Don Pablo Leocadio Martínez Márquez, profesor e historiador cabeño, y el Doctor Roberto Castro Hirales, médico militar paceño.
A la izquierda: Pablo Leocadio Martínez Márquez (Foto: Aviada.blogspot.com). A la derecha: Roberto Castro Hirales, Médico Militar (Archivo Familiar Castro Matteotti).
DON PABLO L. MARTÍNEZ Y EL DR. ROBERTO CASTRO HIRALES
Cuenta el profesor Leonardo Reyes Silva que DON PABLO nació en Santa Anita, un rancho que estaba muy cerca de San José Viejo y de San José del Cabo en el Distrito Sur de la Baja California, el 11 de enero de 1898, hijo de José Martínez e Isabel Márquez, hermano de José María. En 1908 la familia cambió su residencia al poblado de La Playa, muy cerca de San José del Cabo donde estudió la escuela elemental. Después estudió en la Academia de Maestros, fue maestro rural a los 16 años y entre 1922 y 1924 estudio los programas de la Escuela Normal de México, impartiendo clases en la educación básica en La Paz, San Miguel de Comondú, Todos Santos y San José del Cabo.
En 1929 fundo en La Paz la Escuela Secundaria No.14 que estaba en la escuela industrial. En 1952 publico sus Efemérides Sudcalifornianas, en 1956 terminó de escribir el libro de Historia de la Baja California publicado en 1958 traducido al inglés en 1960, poco después, en 1965 publicó la Guía Familiar de la Baja California 1700-1900, única en su tipo, que se ha convertido en lectura obligada de muchas familias bajacalifornianas, pero sobre todo de aquellos estudiosos de la genealogía. Don Pablo fallece en la ciudad de México a los 72 años de edad, el 9 de enero de 1970 acompañado de sudcalifornianos radicados en el Distrito Federal, entre ellos algunos jóvenes de la Asociación de Estudiantes Sudcalifornianos en México. Sus restos se trasladaron a San José del Cabo y ahora descansa en la Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres.
A la izquierda: Pablo L. Martínez con su madre Isabel Márquez. A la derecha: Pablo L. Martínez en 1956. (Fotos: Leonardo Reyes Silva, Pablo L. Martínez, el historiador, 1990).
La familia Castro Matteotti me envió una semblanza de ROBERTO: nació en la ciudad La Paz, Territorio Sur de la Baja California el 20 de diciembre 1944, hijo de Don Rafael Castro Manríquez y Doña Adela Hirales Sánchez; hermano de Yolanda, Alfredo, Héctor, Rubén, Juana, Rafael, Esperanza y Antonio. Se casó en 1975 con Rosalía Matteotti Springa, con quien tuvo 3 hijos, Bárbara, Daniella y Roberto; así como 4 nietos, Carlos Enrique, Bárbara, Amelia y María José.
Roberto Castro Hirales al paso del tiempo (Fotos: Archivo Familiar Castro Matteotti)
Estudió en la secundaria José María Morelos y Pavón y formó parte de la primera generación de la preparatoria del mismo nombre. Invitado por su gran amigo y compañero de secundaria, el Dr. Francisco “Paco” Carvalho y apoyado por una querida maestra de la preparatoria, viajó a la Ciudad de México para presentar sus exámenes de admisión en la Escuela Médico Militar donde fue aceptado e inició sus estudios de medicina en 1963. Se graduó como Médico Cirujano y posteriormente se especializó como Cirujano General en el Hospital Central Militar. Al terminar la especialidad médica en 1972, regresó a ejercer la medicina a su tierra, donde permaneció prácticamente hasta el momento de su retiro, dedicándose a la atención de militares y población civil primero en la llamada Enfermería Militar de La Paz y después Hospital Militar Regional, donde fungió como Director Médico de 1992-1997. Después de servir 35 años en el ejército, se retiró con el grado de Coronel; posteriormente trabajó como Director de Servicios Periciales de la Procuraduría General del Estado (1998-1999), pero su vocación por la medicina, lo llevó de nuevo a la atención primaria de pacientes, trabajando como Médico General de PEMEX de 2007 a 2017 y los últimos 20 años de su vida, invitado por el padre Pablo Gómez, también atendió de manera altruista un dispensario médico del grupo Cáritas en la Iglesia de San Pedro y San Pablo.
A la izquierda: Roberto Castro Hirales y Rosalía Matteotti Springa. A la derecha: Familia Castro Matteoti (Foto: Archivo Familiar Castro Matteotti)
Al retirarse del ejército, se enfocó a otra de sus pasiones, el estudio de la genealogía de familias de la Baja California Sur, logrando organizar dos centenares y medio de apellidos, decenas de libretas con anotaciones genealógicas, horas y horas de trabajo en los archivos del Registro Civil, lectura permanente de la Guía Familiar de Don Pablo; conversaciones interminables con las familias sudcalifornianas, y con todo eso, formo cientos de árboles genealógicos de ramas familiares que proceden de la segunda mitad del siglo XVIII, del siglo XIX y de la primera mitad del siglo XX. Fue Socio fundador de Californios Amigos de la Historia y Estudios Locales (CAHEL, A.C.). Desafortunadamente, el 16 de mayo de 2019 falleció en el Hospital Central Militar de la Ciudad de México y sus restos descansan en las capillas del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe.
LA GUÍA FAMILIAR DE DON PABLO
En alguna ocasión escribí una crónica genealógica donde comenté algo sobre la Guía Familiar que traigo de nuevo a la memoria:
Don Pablo hecho mano de lo que pudo para lograr compilar el volumen tan grande de documentos, incluso, le ayudaron algunos niños destacados de sexto año de primaria. Entre los materiales consultados se encuentran actas de bautismo, de nacimiento, de defunción y de matrimonio, que los obtuvo de archivos eclesiásticos y civiles de Mulegé, San Ignacio, San Francisco de Borja, La Purísima, San Antonio, San José del Cabo, La Paz, Todos Santos, Comondú, Loreto, Santiago, Ensenada y Santa Rosalía, todos ellos los encontró en los archivos eclesiásticos y del Registro Civil de cada municipalidad. Don Pablo utiliza la siguientes abreviaturas, entre otras, útiles para la búsqueda: n.=nacido(a), f.=fallecido(a), h.=hijo(a), h.l.=hijo(a) legítimo(a), Abs.Mats.=abuelos maternos, Abs.Pats.=abuelos paternos, c.=casado(a), b.=bautizado(a), orig.de=originario(a) de, solt.=soltero(a), v.de=vecino(a) de, nat.de=natural de, etcétera.
Quienes conocen la “Guía Familiar de la Baja California” se encontraron que no es para leerse de corrido ya que es una lista interminable de nombres de personas que fueron organizados cronológicamente por tipo de Archivo, pero si es un extraordinario libro de consulta obligada para las familias bajacalifornianas que tienen interés en conocer sus orígenes familiares en el siglo XVIII y XIX. Solo hay que tener mucha paciencia para no abrumarse.
En la introducción a la “Guía Familiar de la Baja California” Don Pablo señala que en Baja California no hubo mestizaje de españoles con indígenas, pues las y los californios se extinguieron tempranamente. Dice Don Pablo que “el hombre blanco no mezcló su sangre con la raza autóctona sino por excepción”, a diferencia de lo que sucedió en Mesoamérica, y las razones las explica de la siguiente manera: “En primer lugar, la cabeza conquistadora no fue un militar, fue un sacerdote y este por serlo, mantenía las reglas de la abstinencia y por voto efectivo de castidad” y dice Don Pablo que “el mestizaje comenzó a verse en Baja California en amplia proporción después de la independencia”, pero no con indígenas californias, sino con indígenas del macizo continental que emigraron a la península.
Don Pablo encuentra que hay tres apellidos originarios de la población sudcaliforniana que proceden de finales del siglo XVII: Rodríguez, Márquez y Arce. El primero viene de Esteban Rodríguez Lorenzo, portugués, que llegó con el padre Juan María de Salvatierra para fundar la Misión de Nuestra Señora de Loreto; el segundo viene del soldado Nicolás Márquez, de origen siciliano, que también llegó con Salvatierra en el primer grupo de soldados; y el tercero fue otro soldado, Juan de Arce, de origen inglés, que llegó a la misión de Loreto al año siguiente de su fundación.
Por otra parte, Don Pablo señala que en el siglo XVIII hay 18 apellidos que aparecen con cierta regularidad en los documentos: Ocio, Romero, Carrillo, Verdugo, Ribera y Moncada, Castro, Verduzco, Sáenz, Ruíz, Ortega, Ceseña, Murillo, Salgado, Avilés, Talamantes, Aguilar, Villavicencio y Marrón; por otro lado, como el Real de Santa Ana fue el primer poblamiento no misional significativo en la península a mediados del siglo XVIII, Don Pablo destaca otros apellidos que proceden del lugar y que se conocen después de su fundación como los apellidos Cota, León, Duarte, Amador, Beltrán, Ajuque, Fajardo, Martínez, González, Lara, Flores, Moreno, Olachea, Morales, Barrera, Villa, Arballo, Gerardo, Geraldo, Cadena, Guerrero, Hirales, Ojeda, Orozco, García, Orantes, Álvarez, Mendoza, Estrada Domínguez y Calderón.
En el siglo XIX, Don Pablo destaca 9 apellidos de origen español, aunque algunos procedían de Filipinas como De la Toba, Montaño, Meza, Angulo, Navarro, Legaspi, Canseco, Ruffo y Villarino; mientras que anota 15 apellidos de origen no español como Smith (inglés), Sández (inglés), Pedrín (francés), Gibert (francés), Fiol (al parecer inglés, pues su verdadero nombre según Don Pablo era John Hastings), Collins (inglés), Maclis (inglés, que después evoluciona a Macklis), Gavarain (francés, originalmente Gavarine), Leggs (inglés), Robinsón (inglés), Fisher (estadounidense), Ritchie (inglés), Green (inglés), Corazón (estadounidense, originalmente Hearst) y Kennedy (estadounidense).
LOS ÁRBOLES GENEALÓGICOS DE ROBERTO
He tenido la oportunidad de consultar la “Guía Familiar de la Baja California” de Don Pablo y los árboles genealógicos que elaboró Roberto, y puedo decir sin temor a equivocarme, guardando las proporciones debidas, que son equiparables. Aunque Roberto no entra a los detalles de lugares de origen, fechas de nacimientos, de bautizo y de matrimonio, como si lo hace Don Pablo; sin embargo, Roberto logra establecer las ramas familiares que se forman con los descendientes de finales del siglo XVII, el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, lo que a mi modo de ver es lo más trascedente de la su investigación. En sus cuadernos de notas manuscritas que utilizaba para sus visitas a los archivos del Registro Civil debe tener mucha más información, que no tuve la oportunidad de conocer en su momento.
Lo puedo afirmar porque tuve la fortuna de que Roberto me confiriera su confianza para apoyarle en la formación de su libro genealógico, pero el tiempo nos alcanzó, Roberto falleció y a mí me diagnosticaron cáncer de próstata, lo que me impidió tener comunicación con él durante 2018 y parte de 2019. Ahora que estoy en condiciones de reiniciar este trabajo que seguramente a Roberto le hubiera gustado compartir conmigo y con su familia se buscara la forma de ir dando a conocer poco a poco el esfuerzo de años de Roberto.
Antes de comentar lo que pensamos hacer con el material genealógico de Roberto, quiero comentar que cuando platicamos las primeras veces, antes de que yo supiera de la magnitud de la información genealógica, Roberto me indicó cinco rasgos de los árboles genealógicos que había construido:
1)Que los había organizado por apellidos y que en la medida que iba investigando construía gradualmente los árboles genealógicos, es la razón que fue separando las ramas familiares y no siempre coincide la secuencia de la temporalidad.
2)Que no siempre registró los dos apellidos de las personas (hombre y mujer que se unían o se casaban), que solo incluía el año de nacimiento después del nombre sin abreviatura y ocasionalmente el año de casamiento identificado con la abreviatura de CC (Casado o Casada Con.).
3)Que los cuadros de texto unidos con una línea continua representaban la unión familiar (o casamiento), mientras que la línea continua con una flecha que une los cuadros de texto representa la dirección de la descendencia (hijos y ocasionalmente nietos y bisnietos).
4)Que había cuadros de textos donde aparecen las descendencias y formación de nuevas ramas familiares, es la razón que ocasionalmente tenemos un solo cuadro de texto con varias ramas familiares, aunque las descendencias se distinguen por el margen.
5)Que los árboles genealógicos de todos los apellidos seguían en construcción ya que él seguía la investigación de las familias y en la mente de Roberto era una investigación mucho más amplia ya que se trataba de un proyecto de vida que no terminaba, hasta que la vida terminara, como sucedió.
Con toda esa información que vi, quedé sorprendido con el material.
Recuerdo que le dije: “estás haciendo con los árboles genealógicos, lo que hizo en su momento Don Pablo L. Martínez”, él no más se sonrió, y cuando yo le pregunte: "¿Por qué no editas toda esta investigación como un libro?" Y él me dijo, “No, Tito, a mí no se me da eso de escribir libros… además, todavía le falta mucho”. Yo sin haber estudiado lo que tenía, pero viendo la magnitud de la investigación de inmediato le reviré: “Yo te ayudo”. Se me quedó viendo... pero no me dio respuesta y seguimos la plática.
A los pocos días que nos volvimos a ver, me tomó por sorpresa: me proporcionó todos los archivos para que hiciera el proyecto de libro. Revisé todos los archivos, le envié el proyecto con el título tentativo del libro y le di un ejemplo de redacción de una nota metodológica que acompañaría a los árboles genealógicos de cada apellido.
Como el libro tardará mucho tiempo, he pensado redactar por cada apellido un RELATO basado en los árboles genealógicos siguiendo un criterio que refleje el contenido su investigación y la manera como la organizó. Fue el caso que aprovechando el periodo vacacional me dediqué a revisar de manera más detallada un buen número de los árboles genealógicos de los que me proporcionó Roberto y he llegado a la conclusión de que lo más conveniente para ver reflejada la magnitud de su investigación, es organizar las decenas y centenas de ramas familiares que se formaron en los siglos XVIII, XIX y XX a partir de un APELLIDO.
Cada APELLIDO cuenta con varias hojas de árboles genealógicos, que puede variar entre 5 y 30 hojas. Por cada hoja hay que hacer las anotaciones manuscritas de las ramas familiares que se forman, hijos por género que pudo registrar, los años de nacimiento de los hijos, el agrupamiento por siglo y el cálculo de número de familias y de hijos. Al hacer este ejercicio metodológico necesario me ha permitido comprender por qué Roberto tardo tantos años para obtener los resultados que tuvo. Él era muy consciente que en los árboles genealógicos no estaban todos los que son, ni son todos los que están y que no ha registrado a todos los descendientes, sin embargo, al tener una larga lista de ramas familiares organizadas por cada siglo se puede visibilizar la magnitud de la investigación de Roberto de manera gradual, y no tener que esperar hasta el final, ya qué, estoy claro que para terminar el libro “Guía Genealógica de las Familias Sudcalifornianas” tomará más años de lo que había previsto.
Los RELATOS por APELLIDO que empezaremos a difundir será con una narrativa probablemente monótona, ya que es una traducción de lo gráfico de un árbol genealógico a una redacción, es decir, una lista de los nombres de las familias que se formaron a partir de la primera familia que aparece en los árboles genealógicos ordenados por Roberto en cuatro temporalidades: último cuarto del siglo XVIII, primera mitad del siglo XIX, segunda mitad del siglo XIX y primera mitad del siglo XX. Por ejemplo, de los primeros RELATOS que difundiremos serán los APELLIDOS que Don Pablo destaca como los primeros en la península de la California: las familias de Los Arce, Los Márquez y Los Rodríguez.
Los RELATOS tendrán tres partes:
1)una nota introductoria muy breve,
2)una tabla del número de familias, hijos y años de nacimiento que Roberto logró registrar en los árboles genealógicos; y
3)una larga lista de las ramas familiares identificadas con los primeros apellidos del padre y la madre, y algunos años de nacimiento clasificados por periodo de formación de la rama familiar.
Los APELLIDOS que se encuentran ordenados alfabéticamente en las carpetas con los archivos de los árboles genealógicos que me proporcionó Roberto, son:
Arce, Acevedo, Agúndez, Albañez, Álvarez, Amao, Angulo, Abaroa, Acuña, Agramont, Agruel, Aguiar, Aguilar, Alcalá, Allison, Alvarado, Amador, Antuna, Arámburo, Araujo, Arballo, Arias, Arnaut, Arredondo, Avilés, Almeida, Aragón, Aréchiga, Ayon, Ayala, Bañaga, Beltrán, Bombardelli, Búrquez, Balarezo, Bancalari, Bareño, Beltrán, Benoit, Bourgoin, Cadena, Cerecer, Chávez, Canseco, Carrillo, Cota, Cabrera, Caduaño, Calderón, Canalizo, Canett, Cardoza, Carlón, Casillas, Castro, Ceseña, Chiquett, Collins, Contreras, Corazón, Cornejo, Coronado, Cota Moreno, Cota Serapión, , Cunningham, Baltazar, Bianchi, Brooks, Chacón, Chollet, Cordero, Coronado, Cosio, Delgado, Díaz, Díaz Bonilla, Dibene, Duarte, De La Peña, De la Toba, Davis, Drew, Encinas, Estrada, Espinoza, Fenech, Fischer, Floriani, Famanía, Escopinichi, Fiol, Flores, Fernández, Fisher, Fong, Fuerte, García, Garciglia, Gastelum, Hinojosa, Garayzar, Gerardo o Geraldo, Gibert, Green, Guereña, Gavarain, Gómez, González, González- Rubio, Guluarte Heras, Hidalgo, Higuera, Hirales, , Irazoque, Isaías, Juárez, Jerez, Jordán, Larrinaga, Legazpi, León, Lizardi, Labastida, Lara, Lucero, Martínez, Palacios, Payen, Peláez, Pineda, Quijada, Matteotti, Mayoral, Montes, Montreuil, Muñoz, Maldonado, Manríquez, Marrón, Márquez, Mc Donough, Mendia-Mchatton, Meza, Miranda, Moet, Montaño, Monteverde, Morales, Moreno, Moyron, Murillo, Macklis, Mendoza, Navarro, Mercado, Monroy, Montoya, Nava, Núñez, Ochoa, Ortega, Ojeda, Olachea, Palencia, Panchana, Pearce, Presichi, Pedrín, Peña, Peralta, Pérez, Pérpuly, Piñeda, Pozo, Puppo, Osuna, Ruiz, Real, Reza, Riecke, Ritchie, Rivera, Rochin, Romero, Ruffo, Ríos, Rodríguez, Rousseau, Ruibal, Rosas, Spindola, Springa, Toledo, Salas, Salorio, Salvatierra, Santana, Sepúlveda, Silva, Smith, Sotelo, Soto, Salgado, Sández, Sandoval, Savín, Sosa y Silva, Sánchez, Talamantes, Trasviña, Tamayo, Tarango, Taylor, Tellechea, Toyes, Unzón, Urcadiz, Valdivia, Verduzco, Villavicencio, Vives, Von Borstel, Valadez, , Verdugo. Villaescusa, Villalobos, Villarino, Wilkes, Wilson, Wong, Yee, Yuen, Zapata, Zavala, Zazueta, Zumaya y Minjarez.
Para leer los RELATOS de la “Guía Genealógica de las Familias Sudcalifornianas” de Roberto hay que tener la misma paciencia que necesitamos para consultar la “Guía Familiar de la Baja California” de Don Pablo.
La Paz, Baja California Sur, a 3 de agosto de 2020.